Paco
Penas no pasa por su mejor momento, sin duda. Al ataque
flagrante a su “yo” sufrido instantes antes, se une ese
progresivo "acojonamiento" que crece conforme pasan
las horas y las paredes del Hospital parecen cerrarse más y
más en torno a su persona. Una vez que
Paco (el "nuevo" 305-2) ha conseguido su pastillita
"de la felicidad" parece que los problemas pueden empezar a
tener solución; quizás una buena infusión de tila doble
bien caliente, atempere sus nervios y le permita siquiera conciliar
un dulce y reparador sueño. Pero Morfeo, que
habita en todos y cada uno de los rincones de este planeta, por
desgracia.....no ha pisado
en su puñetera vida Medicina Interna ni el Hospital
Puerta de San Pedro de La Línea.
Cuando
Paco reposa tranquilo y parece entrar en ese duermevela que precede
al sueño profundo, una vocecilla lejana agita su frágil
consciencia.... "Antoniaaaaaaaaaaaaaaaa...."....dice
la voz.
Paco
se da media vuelta pensando que se trata de un mal sueño, y por
unos segundos así parece... "Antoniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa"...la
voz ha aumentado ligeramente de potencia…abre un ojo pero se
resiste a despertar del todo...pasan los segundos...silencio
sepulcral...el ojo abierto de Paco vuelve a ir cediendo
al cansancio del ajetreado día...todo vuelve a la paz y
la normalidad...
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAA!!
Paco da un brinco que casi le hace caer de la cama, y siente como el
corazón se le sube a la boca mientras los latidos martillean sin
piedad su cabeza. El anciano desquiciado de la cama de al lado
comienza a hacer una demostración palpable de que "la
fuerza y resistencia del grito es directamente proporcional al
producto de la edad y número de patologías del paciente, e
inversamente proporcional al cuadrado de las benzodiacepinas
pautadas" (Teoría de la Pérdida de Olla, pendiente de
demostración científica aunque real como la vida misma).
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAA!!
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAA!!
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAA!!
Paco
se pone en pie nervioso, y apenas acierta a introducir sus pies en
las zapatillas que su esposa le trajo de casa...de hecho consigue
ponerse una bien, mientras la otra baila peligrosamente en su dedo
pulgar.
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAA!!
-
Pero por Dios bendito, ¡¡de dónde saca esa fuerza este hombre!!
(balbucea Paco, a la vez que se abalanza torpemente al llamador y
pulsa el timbre para avisar al personal de
planta....)
El
timbre suena una vez, dos veces, tres veces,...a la cuarta parece
que alguien apaga la llamada. La puerta se abre y una chica con
pijama blanco le pregunta.....
-
¿Qué pasa?.....
-
Cómo que qué pasa...
-
Ha llamado usted al timbre, ¿no?....
-
Claro, ¿no lo escucha?.........
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAA!!
-
Ahhh, está llamando a Antonia...
-
Sí, sí, eso está clarísimo, no hace falta que me lo diga, ya soy
capaz de escucharlo yo solito sin ayuda...
-
Es que Antonia es su hija.
-
Como si es la Ministra de Fomento, oiga.
-
Normalmente sólo viene por las mañanas, y lo dejan solo la tarde
y la noche.
-¿Pero
así? ¿en ese estado? ¿dando voces?... -La enfermera se encoge de
hombros-
-
En esta planta es lo habitual, pero no se preocupe que vamos a ver
si se le puede dar "algo" para calmarlo.
Paco
Penas, despeinado, ojeroso y con los nervios a flor de piel se sienta
en su sillón y se coloca bien la zapatilla que le bailaba. Pasan los
minutos, y aproximadamente doce "Antonias" más tarde (nueva
unidad de medida del tiempo a partir de esa noche) la enfermera
vuelve con una jeringuilla fina y un algodón.
-
Es que su médico no le había pautado nada en su tratamiento, y he
tenido que llamar al Internista de Guardia.
Internista
de Guardia....tres palabras fatídicas que perseguirían a nuestro
protagonista en sucesivas jornadas.
Tras
unos minutos eternos (perdón, unas 35-40 "Antonias" más
tarde), parece que el anciano cae rendido por el milagroso fármaco
administrado...Paco mira su reloj...las 3 de la mañana.
-
Voy a intentar dar una cabezadita que mañana me tienen que sacar
sangre temprano- piensa mientras se levanta de su sillón y se dirige
con parsimonia a la cama.
En
la oscuridad de la noche, todo vuelve a la más absoluta normalidad;
el silencio inunda el pasillo del hospital que solo se ve alterado
por la lejana conversación de los enfermeros y auxiliar del turno de
noche y por el leve cimbrear del viento que golpea la ventana.
Todo
vuelve a su cauce y Paco consigue conciliar un sueño
profundo...sueña que está en casa, viendo el partido de la
Copa de Europa con una hermosa y fría cerveza en la mano y un bocata
de lomo bien calentito en la otra...El R.Madrid ataca y encierra en
su área al Milán...Figo centra un balón preciso a la cabeza de
Raúl que está solo en el área y cabecea con fuerza... el portero
está batido y el balón vuela hacia la portería... y de
repente...
-
¡¡ANTONIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
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